El almíbar se obtiene al disolver azúcar en agua a fuego lento; por la acción del calor, la mezcla se transforma en pocos minutos en un jarabe delicioso.

Dependiendo del uso que le queramos dar al almíbar tendremos que variar la cantidad de azúcar.

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El modo básico de elaboración de un almíbar consiste en:

  1. Poner el azúcar blanco y el agua fría en un cazo de fondo grueso.
  2. Remover a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva.
  3. Cocer durante cuatro minutos más, mientras el almíbar hierve.
  4. Retirar del fuego.
  5. Reservar en el cazo sobre  un cuenco con agua fría para parar la cocción y atemperar el almíbar.

Como te decíamos, según el uso, existen varios tipos de almíbar que puedes hacer con azúcar blanco o con azúcar moreno si quieres un sabor más tostado:

Almíbar espeso

Se utiliza principalmente para confitar la fruta.

Preparación: Echa la misma cantidad de azúcar que de agua.

Ej. 250 gr de azúcar + 250 ml de agua.

Almíbar normal

Se utiliza para emborrachar bizcochos y pasteles.

Preparación: La cantidad de azúcar es la mitad que la de agua.

Ej. 125 gr de azúcar + 250 ml de agua.

Almíbar ligero

Se utiliza especialmente para el aliño ensaladas de frutas.

Preparación: Utiliza la cuarta parte de azúcar que de agua.

Ej. 63 gr de azúcar + 250 ml. de agua.

Además, puedes darle un toque personal a cada una de estas variedades de almíbar, añadiéndole unas gotitas de jugo de frutas o de licor; o bien  aromatizándolo con una cucharadita de vainilla, de cacao, o con una hoja de menta.

En definitiva, el almíbar, a tu gusto.

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