Hoy te mostramos cómo hacerla… ¡El éxito está asegurado!
En primer lugar corta la cebolla en dados pequeños, sofríela en un fondo de aceite. A continuación añade el azúcar moreno, el azúcar blanco y el vinagre, echa una pizca de sal y pimienta, y deja que se vaya haciendo, a fuego medio bajo, durante unos 20 ó 30 minutos.
Mientras se confita la cebolla, tuesta las rebanadas de pan, retira los bordes del queso de cabra y trocéalo. Reserva ambos ingredientes hasta que la cebolla esté hecha y atemperada.
En cada rebanada de pan pon dos cucharadas de cebolla confitada, un poco de queso y cebollino fresco picado. Si quieres darle un toque de frescura, puedes decorarlas con la propia flor del cebollino.
Así de sencillo, tienes listas tus tostas de cebolla confitada.
¿Puedo conservar la cebolla confitada?
Por supuesto, además es muy cómodo tenerla preparada con anterioridad. La cebolla confitada es una conserva en sí misma por lo que únicamente tienes que reservarla en tarros de cristal en el frigorífico, así podrás consumirla cuando quieras.
Eso sí, no metas la cebolla confitada al frigorífico hasta que no se haya enfriado.